FRACASO UNICO
El sábado 4 de noviembre Fluminense de Brasil y Boca Juniors de Argentina buscaran alcanzar la gloria eterna cuando se enfrenten a las 3 de la tarde en el estadio Maracaná de Rio de Janeiro por la final de la copa Conmebol Libertadores 2023. Que se juegue en la casa del “Flu” es una coincidencia, ya que el estadio mundialista fue escogido con anticipación por la CONMEBOL para ser la sede, por segunda vez desde que se hace la final única, del partido que define al próximo rey de América.
Desde que llegó Alejandro Domínguez a la presidencia de la CONMEBOL ha habido muchos cambios; buscando una similitud con la UEFA. Las competiciones cambiaron de nombre, dejaron de llevar el nombre de su espónsor principal y ahora llevan el de la CONMEBOL (ya no es copa Bridgestone Libertadores, sino copa CONMEBOL Libertadores, por mencionar un ejemplo). La copa suramericana no solo perdió un poco de prestigio, sino que, desde el año 2017 ha cambiado 3 veces su formato. La crítica máxima a la administración de Domínguez es aplicar el formato de final única a las dos competencias más importantes a nivel de clubes en el continente, tal y como se hace en Europa con la Champions League, la Europa League y la Conference League. El presidente de la CONMEBOL sustenta la decisión del formato diciendo que, quien definía de local, tenía el 70 de posibilidades de ganar y que, usando un estadio neutral como sede, se anulaba cualquier tipo de estrategia y se hacía honor a la justicia deportiva.
Algo que no tuvo en cuenta el señor presidente, es la dificultad para movilizarse por el continente americano. Si bien la Libertadores se juega en 10 países, que son relativamente pocos, la distancia entre uno y otro es significativa. Por ejemplo, para un enfrentamiento entre un equipo al norte del continente, Junior de Barranquilla y uno de Santiago de Chile, ya sea alguna de las U o Colo Colo, el equipo visitante deberá viajar como mínimo 10 horas en avión. Aquellos hinchas que tengan el dinero para acompañar a su equipo en avión deberán pagar boletos por no menos de un millón de pesos, esto sin contar hospedaje y boleta para el partido. Ni hablemos de la cantidad de tiempo que se demoran los que viajan en bus y los riesgos que corren por los estados de algunas carreteras del continente.
El primer experimento salió bien, si bien se tuvo que cambiar la sede de La Libertadores a último momento, el estadio Monumental de Lima se llenó para contemplar una de las finales más increíbles en la historia reciente del torneo en donde Flamengo venció 2-1 al campeón defensor River Plate con dos goles en el agregado. Las 3 finales recientes disputadas en Brasil, Uruguay y Ecuador no han logrado llenar ni el 80 de su capacidad total, de hecho, la final de la suramericana de este año tuvo que ser cambiada de sede porque no iban a cumplir con la venta de boletería esperada.
Habría que preguntarle a Domínguez de dónde saca esta estadística de la “ventaja local”, Boca obtuvo sus dos últimos títulos continentales fuera de casa y Fluminense perdió la única final de Libertadores que ha disputado en el Maracaná con Liga de Quito en 2009. La CONMEBOL debería dejar de lado sus intereses económicos y estar más consciente con el pasional hincha suramericano.
Por: Mateo Paipilla Lengua
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